Oh Dios misericordioso, te invoco en este momento con humildad y reverencia, pidiendo por la virtud de la Templanza.
En tu infinita bondad y sabiduría, te alabo por ser el ejemplo perfecto de moderación y equilibrio en todas las cosas. Tu amor y gracia nos guían hacia la Templanza, ayudándonos a controlar nuestros deseos y apegos terrenales.
Te doy gracias, Señor, por las bendiciones que nos brindas cada día y por la guía constante que nos proporcionas para cultivar la Templanza en nuestras vidas. Tu luz divina ilumina nuestro camino y nos fortalece en la lucha contra las tentaciones y los excesos.
Padre celestial, reconozco mis faltas y errores en el pasado, y te pido perdón por mis actos impulsivos y desmedidos. Con tu misericordia y perdón, renuevo mi compromiso de buscar la Templanza en todo lo que hago, pensando y diciendo.
Te ruego, Señor, que me ayudes a cultivar la Templanza en mi ser, para que pueda vivir en armonía con tu voluntad y seguir el camino de la virtud. Fortaléceme en los momentos de debilidad y concédeme la gracia de resistir las tentaciones que me apartan de la Templanza.
Intercede por mí, oh Dios, y por todos aquellos que luchan por mantenerse firmes en la virtud de la Templanza. Que tu amor y misericordia los acompañen en todo momento, guiándolos por el camino de la moderación y el equilibrio.
Me consagro a ti, Señor, entregando mi corazón y mi voluntad para que la Templanza sea una constante en mi vida. Que mi ser entero esté dedicado a seguir tus enseñanzas y a reflejar tu amor y paz en todo lo que hago.
Te pido, oh Señor, que derrames tu bendición sobre mí y sobre todos aquellos que buscan vivir en la Templanza. Que tu protección nos cubra, tu paz nos llene y tu gracia nos fortalezca en nuestro camino hacia la santidad.
Amén.